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Víctor y Juan Carlos: iguales y diferentes

Víctor y Juan Carlos: iguales y diferentes

Ya quedaron en el recuerdo los Juegos Paralímpicos Beijing 2008 que dominó ampliamente China, al igual que lo hizo días antes en la cita estival para atletas convencionales.

Los representantes cubanos que compitieron en la capital del gigante asiático estuvieron a gran altura y con balance general de cinco medallas de oro, tres de plata y seis de bronce se ubicaron en el puesto 23 del medallero por naciones.

Cuatro pinareños formaron parte de la delegación antillana y de ellos tres regresaron a la Patria con la presea de bronce.

Luis Felipe Gutiérrez, Juan Carlos Cortada y Víctor Luis Sánchez subieron al podio, mientras la pequeñita María del Pilar rozó las medallas con un meritorio quinto lugar.

Pero hoy conversaremos sólo con dos de nuestros deportistas discapacitados, Víctor y Juan Carlos, ambos judocas; el primero abrió el camino en el medallero para Cuba, el segundo cerró los 100 kilogramos de la justa por todo lo alto.


Primero queremos conocer el sistema de competencia. ¿Qué significan las siglas y numeraciones correspondientes?

JC: “Eso depende del deporte, por ejemplo en el atletismo se utiliza la T y en el judo la B, el número especifica el tipo de discapacidad. Para que el lector entienda mejor te puedo decir que en nuestro caso se compite en tres categorías B-1, B-2 y B-3, la primera es para ciegos totales, la segunda para atletas con elevada dificultad en la visión y la última es la más leve de todas, tanto Víctor como yo somos categoría B-2”.

¿Cómo fue la competencia?

VL: “Durísima, realmente esperábamos un nivel alto pero cuando llegamos a Beijing nos percatamos de que los rivales estaban mejor preparados que lo que suponíamos. El problema es que ellos compiten mucho más que nosotros, estudian las peleas y tienen excelentes condiciones de entrenamiento. No obstante creo que hicimos un buen papel”.

¿Contentos entonces?

JC: “Sí, pero no como queríamos, el objetivo era alcanzar una medalla en cada división y se nos escaparon algunas. En mí caso particular pienso que pude discutir el oro, pero el deporte es muy complicado. Yo estaba seguro, incluso le dije a mi entrenador ese día antes de subir al tatami que nadie me sacaba del podio, y así fue, fíjate que gané las tres primeras peleas por ippon”.

VL: “Mi combate con el japonés se decidió por el golden score o punto de oro en la semifinal faltando unos segundos para que concluyera, me equivoqué y me ganó, por suerte no me desconcentré como el año pasado que terminé quinto, y salí a traer el bronce y lo traje. En sentido general estoy contento”.

Tu medalla fue la primera de la delegación

VL: “Eso fue lo que más me alegró, ya que uno se llena de orgullo, además yo abrí la competencia en el judo y tenía la obligación de poner la parada alta para que mis compañeros siguieran ese camino”.
Cuenten cómo es un día de entrenamiento en el Cerro Pelado

JC: “Normal, nos levantamos a las siete de la mañana y vamos al pesaje que es la primera actividad del día y de ahí a entrenar. Las sesiones dependen del macrociclo de entrenamiento en que nos encontremos, pueden ser de una a tres diarias según se acerque la competencia, ya por la noche nos mantenemos pasivos, aunque a Víctor hay que regañarlo de vez en cuando porque es fanático a las películas y en eso a veces lo coge las dos de la madrugada frente al televisor”.

¿Y eso?

VL: “Sí, yo soy un cinéfilo de los de verdad, si me dejan me paso el día con las películas, aunque también me encanta la música y pasar tiempo con mi familia”.

Háblenme de sus familias

JC: “Lo primero que te debo decir es que mi esposa es una gran compañera y a ella le dedico la medalla que gané en Beijing. Y te lo digo de forma especial porque el día de la competencia fue su cumpleaños y por teléfono se la prometí antes de competir pero después en la entrevista que me hizo Aurelio Prieto se me olvidó, ya te puedes imaginar cómo se puso, pero ya me perdonó y realmente cuando estoy en casa disfruto mucho su compañía y la de mis hijos”.

VL: “A mí me pasa lo mismo con mi esposa y mi niña de dos años, sin ellas creo que fuera imposible tener estos resultados, pero además tengo que reconocer el apoyo de mi hermana cuando yo no estoy”.

¿Ustedes tienen algún ritual antes de competir?

JC: “Yo simplemente hago un buen calentamiento y mi prearranque es pasivo, así que no tengo ese tipo de hábitos”.

VL: “Conmigo es al revés, tal parece que en vez de ir a un combate de judo voy a una pelea de boxeo, me pongo a saltar, a moverme, incluso le digo al masajista que me eche mentol en los hombros para sentir el calor del cuerpo”.
¿Algún mensaje especial?

VL: “Decirle al pueblo pinareño que esta vez no pudo ser pero que en Londres 2012 voy a buscar el oro, y que esta medalla es para Pinar del Río y todas las personas que de una forma u otra han trabajado para conseguirla y te aseguro que son muchas”.

JC: “A mi primer entrenador Pupi, de La Palma, que allí todos lo conocen, hay deportistas que se olvidan de quienes lo formaron pero yo no soy así. Él me inculcó el judo cuando dejé el remo que fue mi primer deporte y me enseñó los primeros pasos, sé que está enfermo y le deseo que se recupere pronto”.

Así son estos dos hombres que se parecen y se diferencian en unas cosas más que en otras, aunque ambos comparten una virtud de grandes: la voluntad para imponerse ante las adversidades, son los campeones de la vida.

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